Podría decir que soy una escritora frustrada, una de tantxs picada por el virus del miedo. Qué jodidamente original, ¿eh? Lesbiana, galega, frustada. Un poco sinónimos de todo menos contención y contento también. Mucho antes de que todos os tiráseis de los pelos porque no hay curro, ni préstamos ni políticos decentes, yo tuve que volverme un añito a la casa de mis padres y estuve a punto de prenderle fuego a mis libros. Lo que el mensaje social de "no servir para nada" le puede hacer a tu cerebro... no quiero ni empezar por ahí.
De un día para otro, me volví loca (o di rienda suelta a la desesperación), regresé a Madrid y con el comienzo del verano encontré uno de los trabajos más precarios posibles. Dije sí. Y fui una flamante mujer joven con trabajo basura, nadando en la inmundicia moral de la gran ciudad. Eso fue en el verano de 2011. Las cosas, en un año, han cambiado mucho. Ya no tengo ese trabajo, y casi puedo vivir una autocomplaciente situación de semifelicidad. Pero tampoco tanto, porque una tiene demonios internos peludos y gordos que ven telecinco por las noches y me impiden hacer aquellas cosas que amo. Puede parecer tontería, pero para mí es toda una paradoja. Que el miedo te tire al suelo como un antidisturbios cualquiera. Y si la foto de Marx, Lenin y compañía no te ha dado pistas, te las daré poco a poco. Sobrevivo gracias a unos amigos maravillosos y a mi afición a sustancias varias. Legales, casi todas.
Aún así: una última ADVERTENCIA. Aquí sólo juego con la realidad. Las cosas que digo pueden no ser ciertas, pueden ser a veces producto de la ficción, pero eso no quiere decir que no sean veraces. Dado que soy una escritora frustrada, intento plegar la realidad para construirme un alter ego más maquiavélico y divino de lo que soy. Así que desconfíen, piensen mal, y acierten.
Aún así: una última ADVERTENCIA. Aquí sólo juego con la realidad. Las cosas que digo pueden no ser ciertas, pueden ser a veces producto de la ficción, pero eso no quiere decir que no sean veraces. Dado que soy una escritora frustrada, intento plegar la realidad para construirme un alter ego más maquiavélico y divino de lo que soy. Así que desconfíen, piensen mal, y acierten.
Porque todxs nos merecemos una segunda oportunidad.
Y una tercera, y una quincuagésima.
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